Los discursos de la ciencia en la esfera pública del siglo XXI - Tarea 1

 ¡Hola!

Hace tiempo que no publicaba nada por aquí, pero he vuelto :)

Hoy vengo a comentar un pequeño relato de Pere Estupinyà, divulgador científico que cuenta cómo fueron sus inicios en el mundo de la divulgación después de 20 años dedicándose a esta profesión. El relato lo pueden leer en el siguiente enlace: relato.

Aunque no me dedico profesionalmente a la divulgación de la ciencia, en cierto sentido sí que realizo tareas divulgativas ya que me dedico al ámbito de la educación. Al igual que Pere, siempre me ha gustado aprender sobre ciencia y suelo dedicar algo de tiempo a leer, ver documentales, escuchar podcasts, etc., sobre diversos temas científicos. Asimismo, también comencé mi andadura en el mundo de la investigación como estudiante predoctoral, pero pronto me di cuenta de que aquello no era para mí.

Si comparo la experiencia de Pere con mi propia experiencia descubro que ambos fuimos unos jóvenes recién graduados con muchas ganas de seguir aprendiendo. También, ambos estuvimos un tiempo en investigación, pero fue algo que no nos convenció. Creo que la pasión por el conocimiento científico nos llevaba a querer comunicar la ciencia que íbamos aprendiendo. En el caso de Pere, encontró la oportunidad de hacerlo como divulgador y, en mi caso, como profesor.

Cuando me paro y echo la vista atrás, descubro que mi vocación como educador fue surgiendo poco a poco. Ciertamente, en mi entorno más cercano siempre he tenido referentes que me hablaban de su experiencia como educadores, pero no fue algo que me planteara cuando era adolescente y tenía que elegir una carrera. Lo que sí tenía claro fue el hecho de querer estudiar una carrera científica. Y eso hice. Durante los 3 primeros años del grado mi idea sobre mi futuro profesional iba cambiando según la asignatura. A veces me atraía más la investigación y, otras, el mundo de la empresa, la gestión, etc. En resumen, prácticamente todo me gustaba, pero la educación no solía contemplarla como una opción. Sin embargo, a finales del tercer año y, sobre todo, durante el cuarto curso, empezó a despertarse en mí el gusanillo educativo. Si tuviera que decir un único momento sería imposible, pero sí que la participación en varias ferias de ciencia como divulgador me gustaron tanto que empecé a plantearme opciones profesionales como comunicador de la ciencia.

El tiempo siguió avanzando y seguía teniendo mucha sed de aprendizaje. Por ese motivo, al acabar la carrera hice un máster y, seguidamente, comencé la tesis doctoral. La verdad es que aprendí mucho sobre la ciencia y sobre mí mismo durante aquellos años, y estoy muy agradecido a todas las personas que compartieron conmigo ese camino. No obstante, llegó un punto en el que no me sentía feliz trabajando como investigador predoctoral. Perdí totalmente la motivación por hacer una tesis, motivación que sí encontraba en comunicar la ciencia. De hecho, lo que más disfrutaba de la investigación era comunicar mis avances, asistir a ferias, seminarios, congresos... Pero yo quería que eso sucediera todos los días y, en cambio, me encontraba entre las 4 paredes de un laboratorio o de una oficina muy a menudo. 

En resumen, creo que tanto Pere como yo, aunque hemos seguido caminos diferentes, compartimos ciertas motivaciones en común, siendo el motor de nuestra labor la pasión por la ciencia y su conocimiento por parte del mayor número de personas posible.

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